Treeboat – Donde los sueños toman vuelo

Traducción por Ana Maria Morales

Siempre he querido volar. Si me fuera concedido por un regalo divino un superpoder de mi escogencia, yo escogería volar. Déjenme sobrevolar los bosques, perseguir las aves, cernirme sobre cada ocaso y el paraíso me tendría envuelto en alas. La mayoría de mis mejores sueños me han llevado a volar. Un día estoy inquieto con un objeto mundano como un paraguas y por accidente, descubro el movimiento secreto que necesita el objeto para volar. O si no, estoy corriendo desordenadamente cuesta abajo de una montaña increíblemente alta, cuando mis pies se enredan en el pasto y cayendo hacía adelante, abro mis brazos sólo para descender repentinamente al cielo, liberado para siempre en mi fantasía.

Sólo en mis sueños.

Hasta ahora. Encontré ese objeto mundano que me deja volar, y si prometes no contarle a nadie te mostraré cómo se ve, así:

Canopy Watch International
El amanecer lanza un halo sobre un treeboat (¿o es al revés?) volando a 165 pies en una antigua pícea de Sitka en el estado de Washington, EE.UU. Photo © David L. Anderson

Esto, querido amigo, es un treeboat. Los iletrados podrán creer que el treeboat es una simple hamaca, y podemos dejarlos con esa pobre visión, pero tú y yo, amigo, somos más inteligentes. Los treeboats están diseñados y construidos para dormir en las copas de los árboles. Una hamaca es una plataforma para consumir bebidas alcohólicas frías en una playa, y cualquier persona puede colgarla una mientras esté parado en el suelo. Los treeboats están hechos de lona pesada y correas que pueden ser usadas para remolcar un camión. En manos de expertos, los treeboats son colgados a cientos de pies sobre el suelo. Escoge el árbol más alto, reclínate entre las ramas, entrecierra los ojos y el balanceo del dosel y el beso del viento te harán volar sobre el bosque.

Jamz Luce, gran maestro de la trepa de árboles grandes y guru de treeboats. Photo © David L. Anderson

La fantasía en la cama es el hambre que une a todos los jóvenes hasta que una noche apasionante los libera como hombres. En un momento el anhelo se convierte en pavoneo, el asombro en conocimiento. Perdí mi virginidad de treeboat suspendido a 165 pies de altura en una pícea de Sitka (Picea sitchensis). Como un nocreyente, pensé que un treeboat era una hamaca y mi mayor preocupación era caer a mi muerte. Un miedo mucho más grande es vivir una experiencia tan pura y vital que no hay vuelta atrás. Me meció un cárabo norteamericano (Strix varia) con su típico llamado a la luz de la luna llena. Floté sobre los rayos de la luna, en una cama de aire fresco muy por encima del suelo del bosque. Con mis ojos abiertos de par en par, descubrí el secreto del vuelo. Fue una noche de puro placer que dividió mi vida en el antes y el después. Antes de saber cómo volar, estaba conforme con dormir en el suelo. Después de enamorarme, no me conformo con esconderme debajo de las cobijas y mirar las páginas de los catálogos para la trepa de árboles.

Algún dudoso pensará que esto es solo un poco de bombo y licencia artística para llamar la atención. Déjame darte un poco de perspectiva. Recuerdo la noche que dormí en el piso de tabla de la casa techada con paja de una familia indígena Miskito mientras las olas caribeñas cariciabian la playa debajo de mi cabeza. Recuerdo la noche en la Cuenca Glaciar cuando la luz de las estrellas era tal que podría haber realizado cirugía cerebral a mi compañero mochilero Phil sin necesidad de luz adicional. Algunas noches son inolvidables y su recuerdo nunca desvanece. Dormir en un treeboat fue mucho más allá. Fue mágico. Deja que los sueños tomen vuelo.

Atardecer visto desde el treeboat flotando alto sobre el bosque. Photo © Jamz Luce.
New Tribe
Ultima toma: el treeboat brilla con la alegría de volar. Photo © David L. Anderson

Los treeboats son hechos por la buena gente de New Tribe en Grants Pass, Oregon. Búscalos acá.

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